lunes, 8 de mayo de 2017

Iniciando

Me perdí, en algún momento de mi vida me perdí. Olvidé la magia, las ganas de escribir, las ganas de sentir por mí o de saber lo que realmente quería. Lo fácil sería culpar al mundo, a la situación, al ambiente o a la vida, pero lo real es que uno solo se puede perder a si mismo.

No escribo este blog para buscar la solidaridad de nadie, ni escribo para ayudar a quien se haya perdido alguna vez o quizás buscar ayuda. Simplemente escribo porque siempre me ha resultado más sencillo expresarme con letras, porque desde que me perdí me escondí detrás de un muro que me alejó del mundo y que evitó que este conociese que sentía, hasta el punto de creerme que ya no me afectaba nada.

Aprendí a no mandar a la mierda a la gente, no por cobardía ni por dejadez, si no porque cuando uno en su vida real recibe gritos por su trabajo durante 8 horas al día, aprende que decir las cosas de forma sutil suele ser más efectivo.

Aprendí que ser libre da miedo y que lanzarse al vacío por lo que creía era amor, no es tan malo como parece y sobre todo aprendí que el rencor solo trae más dolor y que esconderse no siempre es malo.

Comienzo este blog como terapia personal, como esfuerzo casi egoísta de tener un espacio silencioso y propio en una esquina de Internet y como diario para seguir mi propia evolución personal.

Hoy es el primer día en el que sonrio por mí y no por nadie, es el primer día en el que pienso que el miedo y la ansiedad es eso que está ahí para recordarme que la felicidad dura lo que uno le permita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario